Control del polvo

Muchas actividades laborales pueden generar polvo. Entre ellas se incluyen:

• Pesar polvos sueltos
• Llenado de bolsas o vaciado en cubos/contenedores
• Corte (por ejemplo, adoquines)
• Trituración y clasificación
• Limpieza de vertidos

El polvo está clasificado como sustancia peligrosa para la salud en virtud de la normativa sobre el control de sustancias peligrosas para la salud (COSHH) (2002).

La definición de sustancia peligrosa para la salud incluye el polvo de cualquier tipo presente en una concentración en el aire superior a 10 mg/m3 (como media ponderada en el tiempo a lo largo de 8 horas) de polvo inhalable total. El límite para el polvo respirable es de 4mg/m3 (como media ponderada en el tiempo a lo largo de 8 horas).

La normativa COSHH exige a los empresarios que evalúen el riesgo para sus empleados y eviten o controlen adecuadamente la exposición de los trabajadores a estas sustancias.

Los empresarios deben realizar una evaluación adecuada y suficiente de los riesgos para la salud derivados del polvo o polvos en cuestión y de las medidas que deben adoptarse para cumplir los requisitos, y deben proporcionar a los trabajadores y a otras personas presentes en las instalaciones información, instrucción y formación adecuadas y suficientes.

La prevención de la exposición al polvo debe ser el primer objetivo del empresario, ya que muchas formas de polvo pueden eliminarse del lugar de trabajo.

Cuando no sea razonablemente factible evitar la exposición al polvo, puede ser adecuada una combinación de controles técnicos y de proceso, pero es crucial asegurarse de que se utiliza la combinación adecuada.

Los métodos para controlar el polvo incluyen: 

• Segregar o encerrar los procesos polvorientos para reducir el número de personas expuestas.
• Extracción cuando no es posible un cerramiento total
• Materiales amortiguadores cuando el proceso lo permite
• Minimizar la altura de caída del material
• Animar a los trabajadores a trabajar con cuidado e instruirles sobre cómo controlar el polvo producido por sus actividades.

Los equipos de protección individual (EPI), que incluyen ropa de protección y equipos de protección respiratoria (EPR), pueden proporcionarse con fines asistenciales, pero su uso como parte de la estrategia de su organización para controlar la exposición sólo debe considerarse cuando se hayan tomado todas las demás medidas razonablemente viables.